¡Hola amigues del delicioso mundo vegano! Soy Carlota, vuestra cómplice en esta revolución verde y hoy os traigo algo que os hará agua la boca. ¿Hay algo más reconfortante que el olor a galletas recién horneadas inundando cada rincón del hogar? Pues imagina que además ¡son totalmente veganas! Sí, prepara tus sentidos porque vamos a hablar de galletas veganas, esa receta que te proveerá de munchies conscientes y repletas de amor y respeto por todos nuestros amigos animales.
¿Por qué galletas veganas?
Quizás te estés preguntando, «Carlota, ¿y por qué hacerlas veganas?» Bueno, aparte de que no usamos ningún ingrediente que provenga de los animales (¡hola, compasión!), estas galletitas son una excelente forma de cuidar este maravilloso planeta que llamamos hogar. Al elegir opciones veganas, reducimos nuestra huella de carbono y damos un paso más hacia un estilo de vida más sostenible. Además, ¿mencioné lo deliciosas que son? ¡Pues vayamos a ello!
Ingredientes: Lo que necesitas
Primero, reúne tus ingredientes. Para esta receta vamos a necesitar:
- 250 gramos de harina integral (porque nos gustan las cosas con fibra)
- 1 cucharadita de bicarbonato de sodio (el mago del levantamiento)
- Una pizca de sal (la vida necesita un poco de sabor)
- 125 ml de aceite vegetal (sí, aceite, ¿esperabas mantequilla en una receta vegana?)
- 150 gramos de azúcar moreno (es como el azúcar normal, pero con un toque de personalidad)
- 2 cucharadas de leche vegetal (cualquier sustituto de leche que te guste)
- 1 cucharadita de extracto de vainilla (para ese beso dulce final)
Ah, y no olvides los extras: chips de chocolate oscuro, nueces, pasas o lo que te apetezca para hacerlas aún más irresistibles.
El proceso: Manos a la masa
Vamos al meollo del asunto, el proceso. Me encanta esta parte porque siento que estoy creando arte comestible, ¿no te pasa? Bueno, aquí va:
- Preobjeta el horno a 180 °C (eso es terreno neutral para hornear).
- En un bol grande, mezcla la harina, el bicarbonato y la sal.
- En otro recipiente, mezcla el aceite con el azúcar moreno hasta que se integren bien.
- Añade a la mezcla de azúcar la leche vegetal y el extracto de vainilla, combina como si no hubiera un mañana.
- Une las mezclas secas y húmedas. Añade aquí tus extras y mézclalo todo con amor y paciencia.
- Forma las galletas y colócalas en una bandeja con papel de hornear, no queremos que se peguen, ¡son preciosas y libres!
- Hornea durante 10-12 minutos o hasta que los bordes estén doraditos.
- Saca, espera (lo más difícil) y disfruta.
Variantes para todos los gustos
Una de las cosas que más amo de esta receta es que puedes hacerla tuya fácilmente. Si eres fan de lo crunchy, añade frutos secos; si lo tuyo es lo dulce, dale caña con más chips de chocolate o trozos de dátiles. Las posibilidades son infinitas, como el universo o mi amor por el tofu.
¿Alérgies o restricciones? No hay problema
¿Intolerancia al gluten? Usa harina de avena o cualquier otra sin gluten. ¿Problemas con el azúcar? Sustitúyelo por stevia o sirope de agave. Las opciones son tan variadas que podrías hacer una galleta diferente para cada día del año y aún te sobrarían ideas. Siempre digo que en mi cocina la única regla es la creatividad.
Seamos sociales: ¿Y tú cómo las prefieres?
Y después de hornear y probar estas joyas, me muero de ganas por saber cómo personalizarías esta receta. ¿Eres de pasas o de chips de chocolate? ¿Tienes algún truquito bajo la manga? ¡Comparte tus creaciones, tus ideas e incluso tus accidentes felices! La repostería es ciencia, pero una ciencia que se disfruta mucho más cuando se comparte.
Recuerda que puedes dejarme un comentario aquí abajo si tienes cualquier duda o simplemente quieres decir «¡Hey, Carlota, gracias por hacer mi vida más dulce!» Hasta la próxima, ¡y que tus días estén llenos de sabor y compasión!
