Hola, amantes de lo verde y delicioso 🌿. Aquí Carlota, vuestra rebelde guía en el mundo del veganismo y la vida sostenible. ¿Alguna vez os habéis preguntado cómo podríais disfrutar de los platos clásicos sin renunciar a vuestros principios? Hoy os traigo una receta que va a hacer que os chupéis los dedos, pero sin dañar a ningún animalito: Salsa César Vegana. ¿Listos para una revuelta culinaria? ¡Vamos allá!

¿Por qué versión vegana?

Aunque pueda parecer una simple variación de una receta tradicional, crear una salsa César vegana es toda una declaración de intenciones. Aparte de ser una opción más compasiva y ética, es también una manera de cuidar nuestra salud y la del planeta. Y, honestamente, ¿a quién no le gusta una ensalada César? Solo que esta vez, será 100% libre de crueldad.

Ingredientes: La selección estrella

La base de una buena César es el equilibrio entre lo cremoso y lo acidito, ¿cierto? Pues bien, para nuestra versión vamos a necesitar:
– Anacardos (puestos a remojo previamente) para la cremosidad.
– Levadura nutricional, por ese saborcillo a queso.
– Mostaza de Dijon y zumo de limón, que nos van a dar la acidez necesaria.
– Ajo, porque… bien, ¡es ajo! El alma de la fiesta.
– Aceite de oliva, sal y pimienta para afinar el gusto.
– Y por supuesto, no puede faltar el ingrediente secreto: un buen puñado de cariño (aunque eso no se compra en la tienda).

Pasos para la revolución: Preparando la salsa

Una vez que tenemos todos los ingredientes, es hora de pasar a la acción. Echad todos los ingredientes en una batidora y mezclad hasta obtener una textura suave. Si os gusta más líquida, podéis añadir un poquito de agua. Pero ¡ojo!, no os paséis, que no estamos haciendo sopa. La consistencia es clave en este tipo de plato.

Lidiando con imprevistos

Soy la primera en admitir que, a veces, las cosas no salen como una espera. Quizás no encontráis anacardos, y en ese caso podéis usar tofu sedoso o incluso aguacate pelado. O puede que la levadura nutricional suene a experimento de laboratorio; pues no temáis, puede ser vuestro nuevo mejor amigo en la cocina. La idea es ser flexibles y creativos. La cocina es experimentación y diversión, amigos.

La prueba final: La degustación

Ha llegado el momento de la verdad. Servid la salsa sobre vuestra ensalada fresca, añadid unos crutones caseros y… ¡a disfrutar!. La primera vez que hice esta receta, incluso mi tío Pepe, que es de esos que creen que una comida sin carne no es comida, quedó impresionado. Y si podéis convencer a un tío Pepe, podéis convencer a cualquiera.

Unamos nuestras voces (y paladares)

Me encantaría saber cómo os ha ido con la receta o si tenéis alguna variación personal que queráis compartir. Soy todo oídos (y paladar, claro está). Dejarme vuestros comentarios, sugerencias, y, ¿por qué no?, vuestras fotos del increíble platillo que habéis preparado. Y si tenéis cualquier duda, no dudéis en preguntar. ¡Estoy aquí para ayudar y aprender juntos en esta deliciosa rebelión vegana!

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